Soy Hender Cala Parra. Hace unos meses, entré a una sala de cirugía dispuesto a dar mi vida si era necesario. Le doné parte de mi hígado a mi hija Aria de 1 año y 3 meses para salvarla de una enfermedad terminal. Verla despertar y recuperarse fue el milagro más grande que hemos vivido.

Pero hoy, ese milagro está en peligro. No por causas médicas, sino por burocracia y negligencia. Nueva EPS no entrega los medicamentos necesarios para que sobreviva. Para que Aria no rechace el hígado que le di, necesita tomar sus inmunosupresores (Tacrolimus) cada día, sin falta. Sin esa medicina, su cuerpo ataca el órgano y su vida corre peligro inmediato.

Nos trajeron a Bogotá prometiéndonos "atención integral", pero la realidad ha sido un abandono total. Hemos tenido que tutelar, desacatar y rogar para que nos den medicamentos que son vitales para tu vida. Y para colmo, hoy nos notifican que dejan de pagar nuestro albergue